sábado, 14 de febrero de 2015

¿No se puede o no se quiere?

Recuerdo un episodio, "tiempo ha", en el que uno de mis hermanos estaba entreteniendo a mi hijo mayor, cuando contaba con dos o tres años de edad, que estaba en la sillita, bien atado. En un momento determinado, el niño le pidió que le liberara de la sillita, que le rescatara. Como tenía orden de mantenerlo allí, sin sacarlo, empezó a hacer el "paripé" para desatarlo, intentar sacarlo, hasta que le dijo al niño:

- Me rindo, no puedo.

Fue entonces, cuando el niño, mirándole a los ojos le dijo:

- ¿No puedes o no quieres?

Obviamente, el niño salió de la sillita rescatado por su tío.

Algo parecido creo que ocurre con la ocupación de vía pública, donde, cada día, la actividad de restauración en la calle es más numerosa, cosa que nos alegra, pero no tanto que el espacio público, necesario para los ciudadanos, se vea reducido en favor de intereses privados. Más aún, cuando dicho espacio queda tan reducido que no sirve, ni tan siquiera, para lo que fue creado, la movivlidad peatonal de los ciudadanos. Y a esto, cuando acudimos a nuestros responsables políticos a solicitar amparo, nos responden con el consabido: "No podemos hacer nada".

Creemos que sí, que se pueden hacer cosas y, para ello, contamos con una Ordenanza Reguladora de la Ocupación de la Vía Pública (al descargarse, hay que incluir la extensión PDF porque no viene incluida en el nombre del fichero), que estipula bajo qué condiciones se podrán autorizar ocupaciones y en qué condiciones se podrán realizar. Pues bien, la ordenanza dice que solo se podrán autorizar mesas y sillas cuando el espacio peatonal libre al tráfico de peatones sea mayor o igual a tres metros, salvo que un Plan de Aprovechamiento de la zona acredite que no afecta al paso peatonal. Además, el espacio mínimo que debe quedar en una acera debe ser de, al menos, 1,50 m. y, en el caso de calles peatonales, de 3,00 m. (un metro y medio a cada lado del eje de la calle) y, en cualquier caso, nunca  la ocupación superará el 50% la anchura peatonal disponible.

Analicemos un caso muy reciente, en el SOHO, donde se ha concedido, suponemos, licencia para una ocupación de la vía pública en una acera que tienen unos 6,50 m. de anchura total y una anchura de paso de entre 4,00 y 5,00 m. Si observamos la fotografía:

Sin Comentarios, por no hablar de Accesibilidad.

Solo nos quedaría comprobar si existe un Plan de Aprovechamiento para esa vía, en concreto, pero como el Ayuntamiento de Málaga está por la modernización, la #Transparencia y los #Datos Abiertos, es imposible saberlo si no acudes, presencialmente, a las oficinas de el Área de Comercio. 

No obstante, me extraña que, siendo una calle de la Red Básica de la ciudad y que cuenta con intenso tráfico peatonal, por la actividad comercial y de oficinas, se admitiera el reducir el ancho de paso hasta estos extremos.

Es decir, que, muy probablemente, se esté incumpliendo la ordenanza de ocupación de vía pública en un aspecto básico y fundamental, que afecta, directamente, a la razón de ser de las aceras, que no es otro que el de superficie de transito peatonal.

A todo esto, nos preguntamos 
¿Es posible que se den estas licencias?
Si se conceden, ¿A nadie le importa que se estrangule, hasta este extremo, el paso de peatones?
¿Es posible que no se concedan, pero se incumpla todos los días sin que las autoridades hagan nada?
¿Lo saben las autoridades? Si lo saben, ¿Por qué no hacen nada? Si no lo saben ¿Qué hacen para no poder enterarse? 

Igual, tenemos que poner cara de niño, mirar a nuestros responsables políticos y preguntarles:

¿No puedes o no quieres?


martes, 3 de febrero de 2015

El esperpento del #Cubidou

Quién nos iba a decir que, en Málaga, íbamos a tener un Centro de Exposiciones, en el Muelle Uno, y que, desde el principio, incluso antes de que estuviera terminado, estaría rodeado de polémica, porque los malagueños somos así. No aceptamos una gestión exitosa de nuestros gobernantes.

Cuando se gestó el Plan del Puerto, con el Muelle Uno, se destinó un espacio para uso municipal pero, eso sí, sin definir (Es el nuevo Planeamiento, definimos los espacios y, después, establecemos las necesidades). Así estuvo mucho tiempo, sin saber qué hacer, con qué rellenarlo, hasta que, de buenas a primeras, nuestro Alcalde, nos sorprendió con un acuerdo con el Centro Pompidou para implantar una sede del mismo en el Cubo del Puerto (a partir de ahora, nos referiremos a este espacio como el #Cubidou, que no recuerdo quien le puso ese acertado nombre. Lo siento).

¡Gran acuerdo!

Pero claro, esto sucede en diciembre de 2013, un preacuerdo pero aún nos queda cerrar el acuerdo definitivo, acondicionar el espacio para que sirva como Centro de Exposiciones y disponible en un corto plazo de tiempo, para que los malagueños lo puedan disfrutar cuanto antes, aunque la mayoría de visitas vendrán por parte de los turistas atraidos por este espacio cultural, a razón de unos 200.000 al año. El que coincida la inauguración justo antes de las elecciones de 2015, es pura casualidad.

Y aquí, que vienen los desaguisados, uno detrás de otro. Primero con la redacción de un proyecto a "matacaballo", con el inconveniente de que, al no estar completamente definido el acuerdo, ni los requerimientos que exigía el Centro Pompidou para ceder las obras, se hace difícil cerrar un proyecto que contemple todas las necesidades. Aún así, se redacta y aprueba "un proyecto" y lo que necesitemos después, lo incluimos en un "modificado convencional", que la Ley lo contempla, aunque no creo que sea como se ha establecido, por requerimientos de terceros interesados sino por requerimientos propios de la ejecución de obra.

Una vez salvado el escollo del proyecto, que no se puede adecuar a las necesidades de la obra, al no estar fijadas, se encuentran con el escollo de la disponibilidad de los terrenos para poder licitar y adjudicar la obra. ¡Vaya!, que para poder adjudicar una obra es necesario  disponer del espacio que se quiere transformar. Y no está a disposición. ¡Todo son pegas!

¡No importa!, debió pensar alguien, lo adjudicamos "provisionalmente" y aplazamos, el incio de las obras, a la puesta a disposición del espacio y, así, vamos ganado tiempo. Y he aquí que, alguien más "Cuco" debió pensar más allá y que, con la excusa de tomar medidas y reconocer el espacio -que queremos acondicionar pero aún no sabemos muy bien cómo- podíamos empezar las obras sin que nadie se entere y avanzamos más. Y he aquí que alguien se debió chivar al Puerto con el consiguiente "cabreo" y paralización de las obras, puesto que es el propietario, y responsable, del espacio.

Resuelto el asunto de la puesta a disposición de los terrenos, se empieza legalmente la obra. Pero, al poco tiempo, caen en la cuenta que les faltan una "pila" de cosas -probablemente, las prisas en la redacción del proyecto y/o los nuevos requerimientos-. Un lío, porque en primer lugar ¿Cómo se modifica un proyecto que ya cuenta con un modificado convencional? y, en segundo lugar, si se quiere hacer todo lo que se necesita, el modificado se pasaría del 50% que permite la ley. Entonces, tendrían que renunciar a algo pero, para poder encajar el puzzle, han debido pensar que hacían un modificado, del modificado convencional, y lo que no entrara lo contratarían como obras independientes, aunque, en realidad, deberían estar incluidas en el nuevo modificado, puesto que se trata del mismo objetivo de la obra principal, el acondicionamiento del #Cubidou. ¡Un lío!

Dicho y hecho, así sacaron a licitación los sillones escamoteables del "Centro Cultural Muelle I" ¿Dónde está eso? pues, efectivamente, en el #Cubidou:
  • ¡Oiga! pero si ya hay una obra de acondicionamiento de ese espacio, métalos Ud. en el modificado que está haciendo. 
  • No, esto es un centro cultural en el Muelle Uno, no es el #Cubidou. ¿¿??
  • ¡Ahhhh!

Por fín, y al cabo de unos días, se consolida la idea del modificado del "modificado convencional" del proyecto original y, como era de esperar, justo hasta el máximo que la ley permite, el cincuenta por ciento, pero ésto también es pura casualidad. (Bueno, aún siendo muy poco probable que coindidan, a lo mejor no lo es tanto, si tirásemos de estadísticas).

En definitiva, y a pesar de los casi 7 millones de euros gastados a dia de hoy, lo más importante no es el dinero gastado, aún siendo importante, sino la cantidad de despropósitos que se pueden perpetrar bordeando la legalidad o, tal vez, habiendola traspasado en algún momento.

NOTA: Según me Indica Fernando Ramos en Facebook, fue Capitan_Ahab el primero al que le escuchó el término #Cubidou.