En estos días en que se está tramitando la ley de transparencia me parece interesante reflexionar sobre lo que para los políticos supone este término.
Pues bien, no supone nada más que algo que, los políticos de todo el arco parlamentario, no quieren que se produzca pero tampoco pueden negarlo porque se les vería demasiado "clarito" el plumero. ¿Por qué digo esto? Por varias razones.
Primera: Cuando tú eres político, está en tu mano, y estás realmente interesado en legislar cualquier cosa, pones todo el empeño en hacerlo (Modificación del Código penal, de la Ley de Educación, etc.) y lo haces. Pero cuando no quieres hacer algo, lo vas retrasando por todos los medios que se te ocurran y va caminando (porque no te puedes oponer) pero lo más lentamente posible.
Segunda: Cuando ya no te queda más remedio que sacar adelante el proyecto de Ley, le das el procedimiento de tramitación más largo y farragoso que se te ocurra, solicitas todos los informes consultivos que se te ocurran para, al final, no hacer caso a nada de lo que te sugieren y aprobar lo que te dé la gana.
Tercera: Cuando no te queda más remedio que aprobar la Ley, porque has llegado al final, lo que apruebas es una pantomima o un simulacro de ley porque si tú estas aprobando que cualquiera puede preguntarte lo que quiera, sin necesidad de justificar porqué preguntas, tiene buena pinta hasta que, a continuación, te dicen que si después de preguntar no te contestan que tienes que volver a preguntar. ¿Así, sin más? Así, sin anestesia. No pasa nada. A volver a empezar el procedimiento. ¡Vale!, pero la segunda vez ya no podran hacer lo mismo ¿No? Sí, pueden hacer lo mismo una y otra vez, cuantas veces quieran porque en eso consiste el "volver a iniciar" el procedimiento, que se empieza de cero sin tener en cuenta lo que ha pasado antes.
Pues desgraciadamente, es lo que se va a aprobar. Una Ley de transparencia en la que a mí no me importa qué me preguntes, siempre que a tí no te importe que no te conteste (Art 17. Resolución - Punto 4). Si realmente tuvieran interés en que todos conocieramos los datos, de la gestión que hacen los políticos, sería necesario una Ley que comprometiera a los gestores a facilitar toda la información, incluso sin haberla solicitado y que la pudieramos consultar cuando quisieramos.
Por ejemplo, el Alcalde de Málaga (@Pacodelatorrep) ha decidido publicar su agenda para conocimiento de todos sus ciudadanos. Puesto así, no está mal. ¡Es transparente! Lo único malo es que no vas a poder saber qué va a hacer tu Alcalde mañana.
- ¡Venga ya! si tiene publicada su agenda.
- Sí, pero la publica al final de la semana y no es la agenda de futuro, es la agenda de pasado.
Te cuenta lo que quiere, de lo que ha hecho la semana anterior, pero no sabes nada de lo que hará, por tí primero y por todos tus compañeros, en el futuro. ¿Es esto transparencia? Sí, la que nuestros políticos quieren, jactándose que son transparentes pero sin que puedas hacer nada por conocer las labores que hará.
"Yo soy transparente, pero con la transparencia que a mí me dé la gana".
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