En el modelo natural de desarrollo de la vida, los padres se hacen cargo de sus hijos hasta que ellos pueden ser capaces de desenvolverse por sí sólos en ella. Ese es el ciclo de la vida y, sin la tutela de los padres, los hijos nunca podrían llegar a desenvolverse en la vida o lo conseguirían pero con unos costes muy altos, llegando a pagar con la propia vida.
Existen ocasiones en que los padres no quieren asumir el ciclo de la vida y se aferran a su papel de guias y pretenden seguir marcando los designios de las vidas de sus hijos, sin darse cuenta que necesitan volar solos, debiendo quedarse en un segundo plano, eso sí, supervisando las vidas de sus hijos, pero sin intervenir en ellas a no ser en caso de "extrema necesidad".
Por otra parte, las medidas de seguridad que tienen los padres cuando los niños son pequeños se van relajando a medida que éstos van creciendo, y ya no se hacen necesarios tantos controles y ni tanta seguridad. Dejamos de esterilizar biberones, poner tapas en los enchufes, barandillas en las escaleras, etc., etc., etc...
A los partidos políticos tradicionales parece que les pasa algo de ésto y que, mientras éramos pequeños democráticamente, estaba bien que nos marcaran los designios políticos y que nos dijeran hacia dónde debíamos transitar en el recorrido democrático pero pasado este tiempo inicial, es necesario que podamos decidir sobre nuestros destinos. Y éso es, lo que reclamamos con mayor intensidad cada día.
También, se hace necesario relajar las medidas de seguridad tales como las circunscripciones electorales y la ley d'hont, por ejemplo, que proporciona una mayoría muy estable a los dos grandes partidos nacionales y que, al principio, estaba bien pero ahora se convierte en una losa para las diferentes formas de hacer política que asoman, con timidez, cada día.
Si a todo esto le sumamos las facilidades que hay hoy en día para poder comunicar masivamente y poder recoger, también masivamente, las opiniones de los ciudadanos, concluimos que los nuevos partidos políticos deben ser, más que nunca, gestores de la voluntad política del pueblo pero, de verdad, no arrogarse ellos la voluntad de los ciudadanos y hacer con ella lo que les de la gana, que es lo que están haciendo y, de ahí, la desafección de los ciudadanos hacia los partidos políticos tradicionales.
Si a todo esto le sumamos las facilidades que hay hoy en día para poder comunicar masivamente y poder recoger, también masivamente, las opiniones de los ciudadanos, concluimos que los nuevos partidos políticos deben ser, más que nunca, gestores de la voluntad política del pueblo pero, de verdad, no arrogarse ellos la voluntad de los ciudadanos y hacer con ella lo que les de la gana, que es lo que están haciendo y, de ahí, la desafección de los ciudadanos hacia los partidos políticos tradicionales.
Estas
innovaciones, que permiten una mayor agilidad y cobertura en las
comunicaciones, exigen nuevas formas de gestión de lo común avanzando,
como no puede ser de otra manera, en la #Transparencia, #colaboración y
#participación, es decir gestores de lo común, del #oGov o
GobiernoAbierto de una sociedad que quiere saber y conocer de lo suyo.
Todo el que no quiera acogerse a este nuevo planteamiento en la forma de hacer política se quedará en "fuera de juego" porque, cierto es que, desde el #15M, cada día vamos siendo un poco más sociedad y un poco menos individuos.
¡Gracias #15M!
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