lunes, 14 de mayo de 2012

Sigo Flipando con los políticos

Con la que está cayendo (la bolsa por los suelos, en niveles del 2003, y la prima de riesgo por las nubes. más de 480 (me acuerdo cuando sobre-pasamos los 300 y decían que era la hecatombe y que si pasabamos de 400 nos intevenían). Bueno, pues algo de eso hay, no me queda la menor duda porque nuestro Presidente del Gobierno, cuando presentó los presupuestos nos dijo: "No son los presupuestos que me huniera gustado hacer". Entonces, ¿A quien le han gustado estos presupuesto?.
En todo este "maremagnum" nos encontramos, por el pinchazo descomunal de la burbuja inmobiliaria (bueno, y lo sinvergüenzas que son nuestros políticos), con el desplolme de la vivienda y del sector de la construcción que tanto crecimiento nos ha dado en este país. Resultado: que nadie quiere oir, ni hablar, de promociones inmobiliarias. Y menos, de las macro-operaciones de los macro-convenios urbanísticos. Sí, hombre sí, aquellas que por pasar de una edificabilidad de 0,34 a 1 m2techo/m2Suelo te "endiñaban" más de 80 MILLONES de EURACOS (bufff, ¡casi ná!). Bueno, esto no era beneficio puro y duro, se supone que se firmaba un convenio porque había que dotar la zona con equipamientos, zonas libres e infraestructuras y, en función del coste de esas dotaciones, se estimaba la cantidad de edificabilidad con la que había que dotar los convenios (CONVENIO DE REPSOL pag 47).
También diré, que hay quien dice que no se valoraban las necesidades sino que se estimaba la máxima edificabilidad que se le podía asignar al suelo y luego se buscaba en qué emplearlo, ya que desde la entrada en vigor de la LOUA este dinero sólo podría emplearse en incrementar el Patrimonio Municipal del Suelo y, en una modificación posterior, se aprobó que sólo podría emplearse una vez aprobado definitivamente dicho convenio.
Bien, pues en esto que estamos de la explosión de la burbuja inmobiliaria, como es normal, aparece el Sr. de la pasta y nos dice que como se ha desplomado el negocio, que no nos puede pagar lo que nos prometió. En esta tesitura, parece que sólo queda una solución: Rescindir el convenio que, por otra parte, viene estipulado en las condiciones del mismo (último punto del convenio). Bien, pues con estos nuevos condicionantes se re-estudia la situación para ver de dónde se sacan recursos para las dotaciones que nos hacían falta.
Pero, por arte de "birlibirloque", aparece el Sr. Ayuntamiento y dice que de resolución nada de nada, que se queda con los aprovechamientos que el privado no puede pagar y que, cuando esto remonte, se los venderá al mejor postor. ¿Puede un Ayuntamiento convertirse, de la noche a la mañana, en "especulador" inmobiliario, sin ruborizarse y, encima, querer quedar como salvador de la Patria? ¿Puede un Ayuntamiento generar aprovechamientos para quedárselos y venderlos cuando el mercado le sea favorable? (Seria un bonito tema de discusión).
Porque, no me negarán que, aquel que compra terrenos, no para su desarrollo, sino que los usa para venderlos cuando la situación le sea favorable, en mi pueblo le llamamos "especulador" ya que no hace nada más que esperar a que la situación le sea favorable, sin aportar valor añadido alguno.
Pero ahora viene la derivada de segundo orden, que es cuando el Sr. Ayuntamiento tenga que vender esos aprovechamientos que el privado no ha querido (no porque no los quiera, sino porque a ese precio no eran rentables, pero el Sr. Ayuntamiento, que es más listo, se los queda a ese precio).
Pues pocas opciones tenemos, la primera opción será malvenderlos y no recuperar la cantidad de dinero que habían pactado en el convenio. Por lo tanto, pasamos a recaudar menos de lo que necesitamos para dotar la zona (que por ahí habíamos empezado).
Pero, ¿Qué pasa con esos Equipamientos, esas Zonas Verdes y esas infraestructuras que eran necesarias?¿Qué pasa con todo aquello que era preciso dotar a la ciudad por estos desarrollos que sí se van a hacer?
Las obras costarán menos de lo previsto, debido a la deflacción generalizada por la crisis, pero en mucho menor medida que el precio de la vivienda, que habrá bajado mucho más, por lo que no tendremos dinero suficiente para hacer todo lo que nos habíamos comprometido a hacer en el convenio. ¿Qué hacemos ahora?
Dos alternativas:
Una: decir que no hace falta ni la mitad de las cosas que habíamos previsto, que habíamos sobrevalorado los déficits que tenía la zona y que, como tampoco estaba tan mal, con la mitad vamos sobraos. Al final, nos quedamos con un déficit que habrá que solventar algún día, después de que haya pasado el promotor privado y sólo quedemos nosotros, los ciudadanos.
Dos: Hacer todo lo que nos habíamos comprometido. En este segundo caso: ¿Quien pone la diferencia? Pues está claro, ésta sólo puede salir de un sitio, tú, yo, el otro, aquel, todos nosotros... menos los "linces" que decidieron quedarse con los aprovechamientos a unos precios desorbitados.
Entonces, al final de los finales, después de cualquiera de las dos alternativas, nos queda que tendremos que pagar nosotros la gran operación conveniada. Bonita operación. ¿No? 
¿Cual es la segunda opción? Venderlos por el precio establecido y hacer todo lo que se había estipulado. Pero esto no se lo cree, como dice mi madre, "ni el que asó la manteca" ya que el privado habría aplazado su ejecución, en lugar de prescindir de lo acordado.

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