miércoles, 10 de julio de 2013

La base de todo

Esto siempre se basó en un sola palabra y, sobre ella, se construyo todo lo demás. Esa palabra no es otra que "CONFIANZA" y que, si nos atenemos a la primera acepción de la R.A.E., no es otra cosa que:

1. f. Esperanza firme que se tiene de alguien o algo.

Todos los cargos o representantes públicos están ahí por disponer de ello, de confianza, y debe ser algo que no se puede perder nunca porque es el valor básico con el que debe contar cualquier representante público.  Lo demás podrá tenerlo o no, pero eso no le puede faltar nunca.

Pues esto, que parece tan básico, lo han perdido del todo y, de ahí, la desafección de la ciudadanía hacia sus políticos -que no a la política- y, puesto que carecen de lo básico, nuestros representantes públicos están intentando derivar de la confianza a la legalidad pero eso no es suficiente para estar ahí, y mucho menos si lo van a hacer durante más de tres décadas como la mayoría de ellos.

El representante público no debe tener como bandera la legalidad vigente, eso se le da por supuesto, es como algo que debe venir de serie, sino que, además, debe contar con la confianza de sus reprsentados. Firme e inquebrantable. Eso sí es un valor añadido.

Desgraciadamente no encontramos motivos para confiar en los políticos o representantes de la volutad popular y con más motivos debido a que, los sucesos que en el pasado quedaban ocultos, es más fácil, cada día, que afloren a la superficie, ya que gracias a los soportes informáticos e internet es fácil sacar un gran volumen de información a la luz pública.

No hay más que ver los casos tan populares, de revelación de documentos, que tuvo su inicio con Julian Assange y wikiLeaks, seguiendo por la lista Falciani, el espionaje revelado por Eduard Snowden y, lo último, la contabilidad del PP publicada por Anonymous.

Pero estos mismos medios que sirven a los ciudadanos ejemplares para destapar las vergüenzas de nuestros políticos, son los que ellos disponen para poder contarnos, con pelos y señales, la gestión que hacen de lo nuestro pero, en lugar de hacerlo abiertamente, tramitan una ley de #transparencia que les defienda de los interrogatorios de los ciudadanos.

Se hace muy difícil poder confiar en alguien pero... ¡cuidado!, tampoco podemos caer en la falacia de cualquier iluminado con "pócimas mágicas" o "ungüentos milagrosos" ya que no nos sacarán de nada, al contrario, nos terminarán de hundir. No nos dejemos atrapar por cualquier "salva-patrias" que llegue de no sabemos dónde con la receta infalible. Es mucho mejor una ciudadanía organizada que un salvador de la patria y, hoy en día, hay muchos y mejores medios para organizarnos que hace una o dos décadas.

¡Hagámoslo! y recordad: "El ojo del amo, engorda el caballo" y el caballo es nuestro, no es de los políticos.



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