miércoles, 16 de enero de 2013

Hay cosas que huelen mal.

En estos días se ha reabierto el caso del ático, que D. Ignacio González tiene alquilado, en una de las zonas más influyentes y exclusivas de Marbella. Hasta aquí, nada que objetar. Es una transacción comercial de un Señor con una empresa.

El problema surge cuando este señor, no es un señor cualquiera, es el Presidente de la Comunidad Autónoma de Madrid y la sociedad (Coast Investors), no es una sociedad cualquiera, es una sociedad radicada en un paraiso fiscal norteamericano.

¿Es lícita esta relación? Sí, ¿Es ética esta realción? NO. ¿A qué viene esto? Viene a cuento de los actos de los políticos y las normas a las que deben estar sujetos.

Los políticos, son unos señores que prestan un servicio a la comunidad y que por él, reciben una contraprestación económica, muy por debajo de lo que podrían percibir en la empresa privada. Pero, por ese puesto dentro de la sociedad, no pueden ser iguales que los ciudadanos y se les exigen más cosas que a los propios ciudadanos a los que sirven. Hasta aquí, nada anormal ya que si estás al frente de algo, tienes mayor poder y menor libertad.

Esa restricción de libertad no viene impuesta por cuestiones legales, a las que todos los mortales estamos sometidos, sino por cuetiones éticas que, mientras que en un ciudadano estarían mal vistas, en un político deben estar prohibidas y deberían ser causa, más que suficiente, para ser apartado de la política.

Pero en los tiempos que corren, los políticos se han encargado de eliminar las exigencias éticas para, en un primer paso, remitirse a las exclusivamente legales , en un segundo paso, a las exclusivamente penales , en un tercer paso, a las exclusivamente penales con sentencia en firme, y en un cuarto paso, ¡Yo que sé qué coño se inventarán para mantenerse!

Creo que es imprescindible que se recupere la componente ética en la vida política española por dos motivos fundamentales:
- Erradicar tanto mediocre y desahogado de la poítica.
- Recuperar personas éticas y preparadas, que hoy en día no quieren ni oir hablar de política.
Por último unas cuestiones que he oido esta mañana:

¿Cómo se contacta con una empresa que reside en un paraiso fiscal?
¿Es ético que, un servidor público, tenga relaciones comerciales con empresas poco o nada transparentes?
¿Cómo se le paga el alquiler mensual a esa empresa opaca?
¿Cómo se consigue alquilar un inmueble por la tercera parte del coste medio de la zona?
¿Cómo se puede pagar casi el 50% del sueldo por un segundo alojamiento de ocio, cuando el desembolso el máximo razonable, para una primera vivienda, se sitúa en la tercera parte de los ingresos?

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