domingo, 27 de enero de 2013

¿Se justifica lo que se hace?

Durante toda la semana llevamos, en Málaga, dándole vueltas a la Historia de un Metro y, como siempre, los políticos enzarzados en sus guerras políticas en busca del voto (incluso con acto público) más que de la racionalidad de una inversión en transporte público ¡Ese debería ser el debate! ¿Apostamos por el transporte público?

Una vez decidida la opción política de apostar por el transporte público, serán los técnicos los que deban evaluar las demandas de tráficos y viajeros esperados, así como las tasas de crecimientos de esas demandas a lo largo del tiempo. Es decir, como primera medida fijar nuestras necesidades y su evolución en el tiempo y, una vez fijadas, posteriormente evaluar las diferentes opciones que hay en el mercado para satisfacerlas.

Esto nos llevará a poder plantear más de una solución para el problema de transporte, cada una con su grado de satisfacción, coste de inversión, coste de explotación y su año horizonte, es decir, hasta que año nos será útil, en principio, la inversión planteada. Con este Estudio de Alternativas, es cuando se puede tomar una decisión sobre la mejor solución, en función del presupuesto disponible, de lo arriesgado o lo conservador que desee ser el político responsable, etc.

Pues todo ese trabajo de determinación de la demanda, su crecimiento, el estudio de soluciones y la comparativa de las diferentes soluciones es el trabajo que han realizado los técnicos de la administración competente para poder hacer la inversión con garantías de éxito y que, el dinero de los contribuyentes, revierta en la sociedad (en general, no la anónima de turno).

Parece ser que de todo esto no hay nada porque sólo se ha oido hablar de insuficiencia presupuestaria, compromisos adquiridos, revisión de la inversión, pero nada de racionalidad de una inversión acorde con los tiempos que vivimos. Aún no he escuchado a ningún político esgrimir datos técnicos, dar cifras y hacer comparativas de las diferentes soluciones, qué pasaría si se llega hasta un punto o si se llega hasta el otro de más allá, si se hace en superficie o se soterra, si se amortiza la inversión o  no se amortiza en la vida, etc, etc, etc.

Surgen muchas dudas,

¿Cuál es el problema real de transporte en Málaga?
¿Qué cantidad de viajeros hay que desplazar y desde dónde?
¿Planificamos para la situación actual o para el futuro?
¿Por qué no hay datos objetivos del coste de la inversión y de la explotación de las soluciones?
¿Es tan importante, cara al futuro, atravesar el río Guadalmedina cuando la ciudad crece hacia el Oeste?
¿Es preferible llenar la Alameda de autobuses a que pase un tranvía cada minuto y medio?
¿Y si cambiamos La Alameda por La Explanada de la Estación para intercambio de autobses urbanos,  metro, cercanías, Interurbanos, etc.? Y nos vamos desplazando con el c.d.g. de la ciudad.

Hay tantas cosas que a uno le gustaría oir (o leer porque hayan hecho públicos los estudios), en lugar de las diferencias políticas, coreadas por los voceros sin otro objetivo que la simple amplificación de la voz del amo, sin conocer el problema real, sin tener datos objetivos pero sin ruborizarse al exigir una solución de la que hasta desconocen los recursos que consumirán de los presupuestos futuros. 

Simplemente, ¡Impresentable!

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